BERENGER: Discúlpame. ¿Hace mucho que me esperas?
BLANCHE: ¿Cómo podría hacerlo?
BERENGER: ¿Qué vas a beber?
BLANCHE: Perdóneme, pero me estoy cayendo. ¡Me siento tan cansada!
BERENGER: Me duele un poco el cabello…
BLANCHE: Tengo que dominarme.
BERENGER: ¡Oh!, la voluntad, no todo el mundo tiene la tuya. Yo no me acostumbro. No,
no me acostumbro a la vida.
BLANCHE: No has dicho una sola palabra sobre mi aspecto.
BERENGER. Bueno, de acuerdo. Un rinoceronte en libertad es algo que no está bien.
BLANCHE: Cuando era muchacha, provoqué cierta admiración.
BERENGER: Vivir es una cosa anormal.
BLANCHE: Usted es sencillo, franco y honrado. Un poco primitivo, diría yo.
BERENGER: ¿Qué podría hacer?
BLANCHE: Bueno, pongamos las cartas sobre la mesa. Eso me conviene.
BERENGER: ¿Dónde encuentro las armas?
BLANCHE: Todo lo que tengo en el mundo está en ese baúl.
BERENGER: ¿Pero quieres venir conmigo esta noche al teatro?
BLANCHE: Eso parece romántico.
Eugéne Ionesco. Rinoceronte
Tennessee Williams. Un tranvía llmado deseo