Creo que nuestro planeta no solo está habitado no por animales y plantas y bacterias y virus, sino también por ideas. Las ideas son una forma de vida incorpórea, energética. Están completamente separadas de nosotros, pero son capaces de interactuar con nosotros, aunque suene extraño. Las ideas no tienen cuerpo material, pero sí tienen conciencia y, ciertamente, tienen voluntad. Las ideas están manejadas por un simple impulso: ser manifestadas. Y la única forma en la que una idea puede ser manifestada en nuestro mundo es a través de la colaboración de un compañero humano. Es solo a través de los esfuerzos de un humano que una idea puede ser conducida desde el éter hacia el reino de lo real.
Por lo tanto, las ideas pasan la eternidad rondando entre nosotros, buscando compañeros humanos disponibles y dispuestos (estoy hablando acerca de todas las ideas aquí: artísticas, científicas, industriales, comerciales, éticas, religiosas, políticas). Cuando una idea piensa que ha encontrado a alguien -por ejemplo, a vos- que puede llevarla hacia el mundo, decide hacerle una visita.
Elizabeth Gilbert, Big Magic (la traducción es mía).
Gilbert se hizo ultrafamosa cuando publicó «Comer, rezar, amar». Luego, el libro se transformó en una película muy exitosa. Y ustedes se imaginarán la felicidad de la autora. Pero, ¿qué pasa luego de que alguien que se dedica a alguna rama del arte presiente que llegó a su cima?
Esto nos lleva a la charla TED que hizo luego de su suceso. Allí transita algunas ideas interesantes sobre la creación.