El presidente de la Sociedad Poética firmó un decreto, que establecía que los socios teníamos prohibido escribir poemas de amor. Estaba tan triste por haber sido abandonado, que no quería que nadie hablara sobre el tema. ¿Pero sobre qué vamos a escribir?, preguntó uno de los miembros de la sociedad. Escriban poemas útiles, por ejemplo, sobre los alimentos que tienen vitamina A o qué conviene sembrar en cada temporada, respondió. En la siguiente elección, hicimos algo realmente útil: votamos a otro presidente.